lunes, 23 de noviembre de 2009



Color de noche cerrada, vacía,
en una tarde amarga y sombría;
tras nuestros pasos la Luna caía;
nerviosos, y un bosque de anarquía.


De cada pisada nacía un lamento,
cada huella fría, peinada por el viento
era una tumba en el pensamiento,
almas entre la oscuridad de sufrimiento.


Laberinto del aliento de los deseos,
prisión de amor, alimento de reos;
luz de luna fue la flecha de recreos
y los gritos del mar morían ateos.


geeenís

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